EL ESPACIO PÚBLICO SALAMANQUINO
Con frecuencia se ha oído el término “Espacio Público”, este se encuentra representado por todo lugar de la ciudad dónde una persona pueda permanecer y transitar libremente, es decir sin restricciones; son espacios abiertos, no sólo parques o plazas abarca también calles, veredas y caminos; áreas comerciales o culturales, son aquellos espacios en donde las personas de manera colectiva apropian de él. En estos lugares se promueve el contacto y la cohesión comunitaria llegando a ser un espacio de intercambio cultural y de generación de identidad. Si una ciudad potencia, cuida y aprovecha sus espacios públicos se convertiría en una mejor comunidad.
La situación actual en nuestra urbanización
En nuestros parques es común ver de lunes a viernes por las tardes y los fines de semana prácticamente todo el día, niños y jóvenes disfrutando de sus lozas deportivas, adultos sentados en sus bancas (si las tuvieran) o simplemente retozando en los jardines; vemos también aquellos transeúntes que toman un descanso en la alameda de la Av. Los Quechuas y a los jóvenes ejercitándose en el equipamiento deportivo recientemente instalado. De igual manera se observan a las familias que acuden a las ferias artesanales de carácter temporal ubicadas en el parque FAP.
No sólo se hace uso de estos lugares, como se mencionó anteriormente las veredas y bermas también cumplen un lugar importante dentro del espacio público permitiendo que el peatón se desplace y deberían recibir el mismo trato y cuidado por parte nuestra y de las entidades responsables.
Sin embargo en los últimos años esta urbanización ha presentado un incremento de la delincuencia, lo que ha generado que menos personas hagan uso de estos espacios en horario nocturno, por sentirse inseguros; esto es aprovechado por personas cuyas malas prácticas fomentan el mal uso del espacios público que muchas veces son observados por los vecinos del entorno, que a pesar de su impotencia poco o nada pueden hacer, sintiendo que no son escuchados por sus autoridades, teniendo que tomar iniciativa propia o colectiva para detener esto.
Por otro lado la delincuencia ha generado desconfianza y prejuicios, hacia aquellas personas que no siendo residentes de la urbanización vienen a hacer uso de los espacios públicos que tenemos, volviéndonos excluyentes.
Finalmente debemos recordar que el espacio público es de todos, que su finalidad va más allá del bienestar personal que pueda darnos usarlo; mientras más personas conozcan y tomen consciencia de la importancia que tiene el poder interactuar unos con otros, en este momento en donde la tecnología contradictoriamente nos separa de las personas que están cerca y a su vez nos acerca a los que tenemos lejos, es posible que las condiciones de los espacios públicos mejoren, porque si bien las autoridades deben tomar medidas en su cuidado, finalmente somos los usuarios quien decidimos de manera directa sobre ellos.
